El equilibrio entre alma, mente y cuerpo juega un papel fundamental en el bienestar del paciente. Más allá del tratamiento médico, se reconoce que la salud no solo depende de lo físico, sino también del estado emocional, mental y espiritual. Cuidar la mente a través del manejo del estrés, fortalecer el cuerpo con hábitos saludables y nutrir el alma con propósito y conexión emocional son pilares esenciales para enfrentar el cáncer con una visión más holística. Esta integración permite que los pacientes no solo reciban tratamiento, sino que también encuentren herramientas para mejorar su calidad de vida.